Otra vez las montañas se quedaron desnudas
señalando el pasado redondo y sus fragmentos,
en los matices trampas sus aristas agudas
rompen la partitura de los buenos momentos.
Otra vez las montañas se quedaron desnudas
rueda la redondez al trazado de los vientos,
y se transforman todas hermosamente rudas
libres de los nublados que apagan los portentos.
La loma enfurecida se frustra y se serena,
se marcha con la nieve inestable y apagada
rememorando fuga y tributo al contraluz.
Se desvanece el tiempo en la ladera lavada
en la estructura del preludio que terraplena
sin saber nada de la paz y ni de su luz.
José Pómez
http://pomez.net